Ferdowsi, el gran poeta de Persia
- Matías López de Briñas
- 1 nov 2021
- 3 Min. de lectura
Gentileza: https://es.irna.ir / Wikipedia
Teniendo en cuenta que la poesía y la literatura forman parte intrínseca de la antigua cultura iraní y se encuentran entre las sabias características de los persas, destacados poetas honraron y encumbraron la historia del país.
Hakim Abul Qasem Ferdowsi es uno de esos poetas reconocido a nivel mundial, y numerosos literatos y prominentes escritores lo consideran el Homero de Irán.
Con su obra maestra «El libro de los reyes» (Shahnamé), Ferdwosi logró la culminación a favor del mantenimiento de la cultura y la literatura persas.
El poeta dedicó toda su vida a la lengua persa, y puso todo su empeño por dejar una obra eterna de la antigua cultura iraní.
El Shahnamé está compuesto por 60.000 versos que Ferdowsi compuso a lo largo de 30 años. La épica obra maestra relata leyendas e historias del antiguo Irán.
El famoso poeta nació en la ciudad nororiental iraní de Tus el año 935, y murió en 1020 en Mazandarán.
Su fastuoso mausoleo, incluido en la lista del patrimonio nacional iraní desde 1963, se encuentra a 28 km de Pay, en la provincia iraní de Jorasán, y anualmente recibe a numerosos interesados en la cultura y lengua persas
En los últimos 10 siglos, los catástrofes naturales y distintos eventos históricos dañaron el mausoleo, que ocupa una superficie de 30.0000 m2, por lo que su tumba ha sido restaurada en varias ocasiones, la última de ellas en 1932.
Pertenecía a una familia de ricos nobles terratenientes (dehqan). Casi toda su vida permaneció en la región del Gran Jorasán, que abarcaba las tres provincias orientales del Irán actual, llegando por el norte a Samarcanda y Bujará (Uzbekistán actual), parte de Tayikistán y la parte oeste de Afganistán. Así pues, se movió en el interior de su extensa provincia viajando entre Balj, Gazni y los territorios situados al norte del río Oxus.
Mantuvo la pureza de la lengua persa en la cual escribió sus obras y aunque se islamizó, no arabizó sus costumbres ni su lengua: los dehqans en particular guardaban más estrechamente que el pueblo las antiguas tradiciones orales, los mitos y leyendas persas antiguos. Ferdousí supo aprovechar esta circunstancia para elaborar su epopeya y elaborar un monumento literario con lo que vio que se estaba empezando a perder. Aprovechó el trabajo de los poetas épicos de la generación anterior, como el del bardo de la corte samaní y poeta zoroastriano Daqiqi, autor de una obra inacabada, y la prosiguió, de forma que esos mil versos más o menos quedaron incorporados a su gran epopeya Shāhnāmé, que cuenta con 60 000 y es la epopeya más larga de la literatura tras el Mahabharata.
El trabajo de recuperar todo el pasado, historia, mitos y leyendas de Irán en esta gigantesca epopeya le absorbió durante treinta años y tanto que descuidó sus quehaceres como terrateniente y se vio abocado a vender muchas de sus tierras. Cuando el Shahnamé estuvo terminado hacia 1010, la dinastía samánida había sido derrocada por la gaznavida, que nada tenía que ver ni en origen ni en lengua con la anterior. Los gaznavíes eran un pueblo túrquico de Asia Central y de habla y cultura túrquica, y, cuando Ferdousí apareció en la corte del gran sultán Mahmud de Gazni no fue bien recibido, ya que alababa a una dinastía que no era la suya y del pasado, algo políticamente incorrecto. El héroe del poema Rostam es persa, noble; el sultán era de origen humilde y no se podía identificar con él, con su linaje, con sus costumbres, con su lengua; además, los turanios (turcos de Asia Central) quedaban en mal lugar en la obra, y aunque el sultán le prometió a Ferdousí un dinar de oro por cada verso (60 000), al pagar le dio un dírham de plata por cada verso; ofendido el poeta, salió del palacio y según la leyenda dio todo el dinero a un vendedor ambulante. Para colmo el sultán era suní y Ferdousí chiita; el poeta dedicó al sultán versos burlescos sobre su origen humilde de hijo de cocinero de la corte samaní. Temeroso de que se enterara, huyó a Herat y unos meses después a Tus, y de allí a Mazandarán. En esta última provincia fue donde encontró a un mecenas en el rey local de la región, Shariyar, que sí era persa, aunque le pidió que destruyera sus versos satíricos contra el sultán. Se desconoce la fecha exacta de su muerte, que pudo acontecer entre 1020 y 1025.

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